La necesidad agudiza el ingenio dice. Y eso fue lo que les pasó a los Navy SEAL, el cuerpo de operaciones especiales de los Estados Unidos.
¿Cómo hacer para seguir estando en plena forma si te pasas media vida en espacios tan reducidos como un submarino por ejemplo? Así nació el entrenamiento en suspensión.
Son dos cintas no elásticas de material resistente, ancladas a un punto fijo y con dos asas en los extremos que permite poner en práctica infinidad de movimientos para trabajar todo el cuerpo: espalda, abdominales, piernas, brazos...La técnica es sencilla: es tu cuerpo luchando contra la fuerza de la gravedad.
No es la única disciplina que ha sacado partido de este principio: el aeroyoga y el aeropilates utilizan también el propio peso en suspensión como una herramienta más.
Desde lo más básico hasta lo más complicado las opciones son casi infinitas.
Permite entrenar todo el cuerpo de manera rápida, efectiva y segura. Desarrolla la fuerza, el equilibrio, la flexibilidad y la estabilidad. El torso y la espalda son los que mayor provecho sacan de este entrenamiento, por lo que se considera una actividad muy indicada para personas que sufren de manera frecuente lumbalgias pues este sistema ayuda a fortalecer toda esa musculatura.
Es apto para cualquier persona. De hecho, los programas de salud y bienestar para las personas de edad avanzada, también recurren al TRX como una solución, ya que permite que se muevan con libertad y sin miedo a caerse. Los fisioterapeutas lo emplean para rehabilitar a los pacientes.